“me he acostumbrado a aguardarte en silencio, deseándote, deseándote nomás y allí en el fondo de mi alma te espero, íntimamente confío en ti, creo en ti -porque creo en mi amor, porque sé que no hay amor baldío-, y estoy como si esperara madurar una fruta, como si esperara que cayese un beso, como si esperara florecer un sueño.”
-Jaime Sabines-